El corazón es un
gitano.
Ed Pareta – Mayo 2019
imagen: foto de musico con estuche: Ana Pareta que forma parte del libro "Postales de otra ciudad" de Verónica Rodriguez.
Nicola di Bari puso toda la carne al asador esa noche. Comenzó
con El corazón es un gitano, la
canción más conocida por entonces, los músicos desplegaron los primeros sonidos
del arreglo de la introducción con un teclado que sonaba remedando a un
clavecín; luego el bajo eléctrico realizó un Glissando. Había iniciado la
presentación y el rumor de la gente se acalló. Algunos compases después,
marcando su presencia apareció la batería, ya estaban sonando todos los
instrumentos pero el artista se hizo esperar algunos minutos más. Por fin, la
figura del cantante emergió con pasos enérgicos entre los músicos, entonces los
aplausos aparecieron masivos en todo el salón del Club Rivadavia de Lincoln, que estaba colmado como en sus mejores
noches. Vestido de elegante sport con un pantalón y campera de jean, camisa
clara y un pañuelo rodeando su cuello, la voz grave y ronca se abrió paso entre
la contundencia del sonido: “Avevo una ferita in fondo al cuore…..”.
El aplauso se renovó.
Me quedé a un costado del escenario en un cono de sombra,
inmóvil, tratando de no perder detalle de todo lo que pasaba, era el primer
show internacional que podía ver en el pueblo, en este caso, un cantante
popular de fama mundial. Además, compartía el palco con él, por entonces,
tocaba en la Orquesta Montecarlo que
animaba el baile antes y después del show. Una mezcla de sensaciones me
invadió, la reafirmación de querer hacer esto toda la vida, brillar en un
escenario de forma fugaz y dejar un recuerdo, alguna chispa que modifique la
vida de las personas.
Otro de los temas más reconocidos por el público fue “El
trotamundos”. Lo cantó en castellano, la letra me transportó… rodando el mundo pueda hallar a una chica
que piense como yo. El tiempo flotaba y yo sobrevolaba a la multitud. Desde
arriba se veía un mar de cabezas expectantes, escuchando las canciones y canturreando
las que les eran conocidas.
Decía que era músico desde los cinco años cuando mis
padres me compraron unos zapatos de cuero marrón claro con la capellada blanca.
Les llamaba Los zapatitos de músico.
¿Los zapatos condicionaron mi decisión? ¿Le di a los zapatos un sentido a
partir de mi prematura vocación? No lo sé; dejo este intríngulis al materialismo dialéctico. Tengo que completar el
atuendo de un músico, compraré un sobretodo, camisas sobrias con algún toque de
fantasía. La gente cuando me vea pasar por la calle dirá; ese debe ser artista. Pegaré un sticker
en el estuche de la trompeta que delate cada lugar donde fui a tocar, mandaré
cartas a la familia:
“Querida familia:
anoche tocamos en Paris, fue un verdadero éxito, estoy muy contento pero los extraño,
extraño los asados del domingo cuando estamos todos y las largas sobremesas
donde contamos chistes y recordamos anécdotas de la infancia…..”
Las palmas rítmicas del público me devolvieron a la
realidad, estaba aquí y ahora caminando
sobre colchones de aire. El show
transcurrió sin mayores sobresaltos, todos los temas eran hit. Luego del
consabido bis reclamado por todo el público, Nicola se retiró del centro de la
escena y la banda siguió sonando como para dar un plus, una yapa. Previamente,
había hablado con el fotógrafo que estaba cubriendo el evento para que me
sacara una foto, Nicola accedió sin chistar al pedido, estaba transpirado y
exhausto pero aun así, olía a un perfume exquisito y desconocido en el pueblo.
Crucé unas pocas palabras antes de que se refugiara en el camarín. Me pareció
un tipo accesible, amable. Esto le contaré a mis amigos, les mostraré la foto y
les diré que es un tipo como nosotros, pero que brilla cada tanto, cuando canta.
La canción popular
italiana mantiene quizás alguna reminiscencia del Bell canto; estilo operístico que se desarrolló en Italia y que
buscaba la perfección. Como dice el licenciado Humberto Estero “Los italianos pueden fluctuar entre el
fascismo y el comunismo pero nunca te defraudarán con una melodía”.
Vi muchos shows, escuché infinidad de músicas, sin
embargo el impacto de esa noche fue tal, que de alguna manera creo que todavía
estoy ahí.
Aplausos para el músico que querías ser, pero recuerda siempre, naciste músico, doy fé.
ResponderEliminarMúsico, escritor, poeta, y humorista! Sensible y gran ser humano!!
ResponderEliminarHola: me gustaría saber el nombre de quien hace los comentarios. Gracias.
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