Estaté
(inspirado en el tema musical homónimo)
Este texto, forma parte del espectáculo "Lo que cuentan las corcheas"
Levanto la vista y vio el reflejo en su ventana,
el color de un incipiente invierno que a través del cristal se reflejaba, le
proporcionó la primera sensación de sosiego en mucho tiempo. Quería dejar atrás
el verano, aunque él amaba esa estación del año, pero en éste último, termino con
su novia.
Estos
meses, después de la separación, los vivió con mucha angustia, no podía
soportar que todo siguiera su ritmo, que
todo continúe, el rumor de la avenida,
los autos que indiferentes pasaban y se detenían en el semáforo de la esquina
¿Cómo es que el mundo sigue andando como si nada? .La risa de los niños
distendidos gozando de las vacaciones de medio año, las charlas de las señoras que comparan los precios en el
supermercado. Todo le parecía sin sentido, antes, cuando estaban juntos, no
habría reparado en esos ruidos de ambiente, pero ahora estaba muy triste y le
molestaban. Esta mañana, en el desayuno,
descansó su mirada en esa imagen, ese color típico del cambio de estación y un
aire más puro desde el sur, tuvo un
precario optimismo, ella volverá porque me ama, pensó. Ya viene el frío,
posiblemente la nieve cubrirá todo como un manto y hará olvidar las heridas, a
propósito de las heridas, hoy no le duelen porque no hay humedad.
Se
quedó sólo, no hizo lo que se hace siempre en estos casos, refugiarse en los
amigos luego de la separación quienes le habrían dicho, “hay muchas mujeres en
el mundo” “no te podes deprimir por una”
“vamos por unos tragos” a lo cual
les habría respondido “ella es especial” “quiero estar sólo” aunque, en
verdad, con sus amigos la relación venía mal desde antes, cuando le dijeron que
Sabrina era rara, que era muy posesiva y no sé cuántas cosas más, ellos lo
dicen por envidia porque ya quisieran tenerla a su lado. Se habían distanciado
un poco, mantenían la cena mensual donde salían a comer, pero las
últimas veces, habían discutido y el motivo era ella.
Hoy se siente bien, moderadamente bien. El
café, el aroma de las tostadas y ese renacer que se siente caprichosamente un
día, el menos pensado luego de pasar muchas noches durmiendo poco, días yendo
al trabajo porque hay que ir pero sin nada que motive y compense de alguna
manera ese vacío.
Una mueca como una sonrisa se le dibujo en el
rostro, despejó la mesa y puso las cosas en la mesada de la cocina, se dirigió
al placard a buscar un abrigo un poco más apropiado, se enfundó en el sobretodo que había comprado
el año pasado, pasó por el baño, se puso perfume y salió a la calle con rumbo
al trabajo, saludo al portero amablemente quien miró extrañado como quien es
destinatario de una sonrisa que no le corresponde.
Hoy llamaría a sus amigos, después de todo,
él los quiere, irán a comer a ese restaurant italiano cuya especialidad es la
pasta, como hacían todos los meses, hoy se reincorporará a la cena a la
cual estuvo faltando últimamente. En el
metro camino a la oficina tuvo una mirada indulgente hacía la multitud de la
hora pico. Se embriagó en su propio aroma importado, se sintió seguro. Ella va
a volver, soy yo el que tendría que estar ofendido, sin embargo, no tengo rencor – pensó. Le envió un mensaje de texto a Ricardo
diciéndole que cuenten con él para la cena. Les dirá a los muchachos que fue amor,
por amor lo hizo, porque lo quiere, ese día fatal, después de la playa ella atendió el teléfono mientras él se bañaba
y del otro lado de la línea, sonó la voz sensual de Carla, su compañera de
oficina preguntando por él. Cuando salió
de bañarse, ella estaba hecha una fiera y él no le pudo explicar que era una
llamada de trabajo. La discusión fue in
crescendo y Sabrina, que estaba cocinando le clavó el cuchillo varias veces en
las piernas, sólo porque lo quiere, no apuntó al corazón.
Ed pareta 1/8/2015