Beneficios indirectos de la poda.
Ed Pareta
Esa mañana de septiembre, el hombre mediante una ceremonia íntima dio por inaugurada la temporada de reposera en la terraza. Era una mañana fresca de
primavera y el sol vislumbraba su
potencia por encima de los edificios de
la avenida.
Preparó el mate y subió por la escalera externa, los
pájaros hacía rato que cantaban, en esta época del año hay luz desde temprano
pensó el hombre. Fijaba la vista observando a las aves que se posaban en el
pino de la casa vecina y se podía quedar largo tiempo en ese estado. Ese árbol tiene como
cien años a ojo de buen cubero, pensaba siempre que miraba en esa dirección.
Pero aquella mañana algo alteró su tranquilidad, primero
fue un ruido que le hizo acordar a cuando se arrancaban los autos con una
manivela, a los pocos minutos vio una escalera alta posarse en el pino, un hombre
subió y en pocos segundos se montó el teatro de operaciones del desastre.
Iban a podarlo. Otro hombre desde abajo daba las instrucciones y le tiraba al
que estaba en la escalera correas como de cortina.
El hombre tuvo el impulso de pararse y decir que paren
con aquello, pero luego pensó que nada podía hacer. Es un terreno privado y la
decisión es de la propietaria.
Se sentó resignado, el ruido de la motosierra había
invadido la calma matinal. Las ramas caían en cámara lenta, como última y
desesperada resistencia.
Al cabo de unos
minutos, el hombre bajó molesto a escuchar radio en la planta baja, no quiso
ser testigo de semejante mutilación.
A la mañana siguiente, subió con el mate aprontado y se
sentó en la reposera, vio como había quedado el árbol y esbozó una sonrisa; le
hizo acordar a los cortes de pelo masculinos
que usan los jugadores de fútbol.
Cuando posó la vista adonde estaban los nidos de palomas,
notó que no había ramas y quedaba a la vista una nueva porción del cielo. Descubrió algunos
edificios que antes no podía ver.
De pronto, en el horizonte, vio aproximarse un avión,
luego otro y así.
Podía seguir la línea de aproximación de las aeronaves
que bajan hacia el aeroparque. Esta
imagen le devolvió la calma porque no hay nada más tranquilizador que un avión que aterriza.
Beneficios indirectos de la poda, pensó.