lunes, 8 de mayo de 2017

Una noche muy rara


                                                 Freddie Hubbard


Una noche muy rara.

Ed Pareta 8/5/2017 (no ficción)


-Si tuviera que elegir un título, sería: “Una noche muy rara” no puedo precisar el día, pero sí el año: 1989. Se terminaba anticipadamente el primer gobierno elegido en las urnas luego de la dictadura. El ánimo social era de angustia e incertidumbre, en ese contexto, se presentaba en Buenos Aires, uno de mis referentes en la trompeta: Freddie Hubbard, quien me lo hizo escuchar por primera vez fue mi amigo Pablo en Lincoln, un día me dijo tajante “Vos tenes que escuchar esto” y entre otros vinilos, escuché el de Freddie y pensé: “quiero tocar así la trompeta”. La cuestión es que se presentaba en el centro cultural San Martín y la calle Corrientes, la que nunca duerme, era una postal de guerra, de esas que vemos en las películas, todos los negocios cerrados por temor a los saqueos que se estaban produciendo en distintos puntos del país, ese día del concierto fue el pico de tensión, los rumores de un estallido social aumentaban y como consecuencia el fin del gobierno de Raúl Alfonsín, las dudas y las contradicciones acerca del concierto, también crecían ¿Se va a hacer de todas maneras? Si se hacía, ¿Asistiría en estas condiciones a un concierto? Ésta última pregunta la descarté rápidamente de la duda, era la única oportunidad de escucharlo y verlo en vivo. El concierto se realizó, los asistentes a la sala “Martín Coronado” nos mirábamos incrédulos en los momentos previos a lo que iba a pasar, ¿iba a pasar? O ¿esperábamos sin decirlo ni desearlo algún contratiempo de último momento? En eso estábamos cuando irrumpieron en el escenario cinco grandotes con impecable traje oscuro y corbata al tono: Freddie Hubbard - Trompeta / flugelhorn  Don Braden - Saxos tenor y soprano, flauta Drew Salperto - piano Jeff Chambers - bajo y Ralph Penland - percusión. Sin mediar palabra, desplegaron una locomotora desbocada de buen gusto, el show transcurrió con mucha música y pocas palabras, creo haber escuchado que al concierto lo auspiciaba la embajada de E.E.U.U (que no cree en lágrimas) y la presentación de los músicos y no mucho más porque tampoco hacía falta. Luego de casi dos horas de esa alquimia, salimos a la inusual oscuridad de la calle Corrientes conmovidos aún por la música. Trocar de luces a sombras y viceversa, Paradojas de la sincronía.