E.R.P
Ed Pareta – otoño 2019
Podría haber salido del laberinto por arriba; como
sugiere Leopoldo Marechal, hubiera
dicho que las siglas significaban Enterprise
Resource Planning, que estaba interesado en este sistema de planificación
empresarial, pero el caso es que por entonces, desconocía dicho sistema.
Estaba en la dirección de la Escuela Normal Abraham
Lincoln de la ciudad de Lincoln, eran los años de la dictadura y cursaba el
secundario, la directora me llamó a su despacho para que explique lo que dibujé
temerariamente en el pizarrón de mi aula, a saber: las iniciales E.R.P enmarcadas en una estrella de
cinco puntas. Estábamos solos en su oficina y el aire se cortaba con una Gillette, mi concepto en el colegio era
bueno, de ahí la cara de sorpresa de “La Osa”, así apodábamos a la directora.
-
Explíqueme,
lo escucho – me inquirió con tono cortante.
En ese momento aciago, me acordé de una máxima que decía
mi madre: Siempre anda con la verdad, es
mejor.
-
Son
mis iniciales – dije balbuceando.
-
¿Cómo
que son sus iniciales?
-
Si,
Edgardo Ramón Pareta – acoté tratando de parecer tranquilo.
A la directora le cambió la
cara y se aflojó, empezó a tratarme como lo hacía siempre, con una seriedad
afable, yo también me relajé y me acomodé apoyándome en el espaldar de la
silla. Todo estaba bien ahora pero de repente el rostro de “La Osa” se volvió a
contraer.
-
¿Pero
la estrella? ¿Qué significa? – me volvió a interrogar.
-
Nada,
es sólo una broma
-
¿Usted
pertenece a alguna organización guerrillera? – me
pregunto cumpliendo quizás con el sentido común.
-
No –
me sonreí para evidenciar lo improbable de esa hipótesis.
-
¿Usted
sabe que eso es peligroso en estos tiempos? – me dijo
con un tono conciliador para no contradecir su propia decisión de quitarle peso
al asunto.
-
Sí señora directora.
-
Bueno,
le sugiero que no haga más este tipo de bromas.
- No lo haré más señora directora.
-
Vaya.
En el otoño de 2019, en la
sesión de psicoanálisis, le conté al analista esta anécdota; hablamos de
ciertos actos inconscientes de rebeldía en momentos donde la verdad era velada,
al menos para mí.
-
¿Usted sabe que ese hecho le pudo costar la vida en ese
momento? – me dijo
-
No, nunca lo había pensado.
El analista levantó las cejas como diciendo ¿Quién puede saberlo?
-
Lo
dejamos acá, hasta el lunes próximo.
-
Hasta
el lunes.
Me fui caminando por Santos Dumont pensando que el
lacaniano exageró un poco. La humedad se hace sentir en Buenos Aires en este
otoño que nos regaló un plus de verano, pero con la gracia de las hojas
amarillas que acolchonan el paso. El paso del tiempo.