sábado, 6 de octubre de 2018

NEXOS / LOS 70 (la década que no entendí)



Nexos
Ed Pareta Octubre 2018




Dos mundos separados por muchos kilómetros o directamente paralelos que nunca se encuentran en un punto, el horizonte como marco testigo, no sé porque, pero la prolongación de dichos mundos la percibía parándome en las vías del ferrocarril oeste estación EL Triunfo mirando hacia el noreste en dirección a la estación Chancay del ramal Gral Viamonte – Ingeniero Luiggi. El sur, paradójicamente lo percibía finito. Años más tarde, en Lincoln, esos dos mundos no eran tan mágicos sino más reales, uno accesible, cotidiano, el del despertador a la mañana, el de la última revisión de mi madre a la noche a ver si estábamos tapados, la sirena de los bomberos voluntarios el 2 de junio, los actos escolares de los días patrios. El otro mundo, se armaba con imágenes reflejadas en las paredes de la caverna, un mundo percibido a lo lejos, noticias frívolas o no, aportadas por las pocas revistas que llegaban a mis manos o alguna publicidad de la televisión que mostraban lugares exóticos, lejanos e inalcanzables. En ese espectro de mundo desconocido que me atraía, se contaba la famosa publicidad de una marca de cigarrillos donde una modelo viajaba y lanzaba al aire el humo en geografías de difícil acceso incluso para la imaginación y te invitaba a sentir ese estado fumando el pucho que “marca tu nivel”. Pero aun cuando la condición sine qua non de las paralelas es que no se junten en un punto, existe un  articulado metálico que transita por arriba de dichas líneas y las une.
El tren traía noticias del mundo “sensible” y la traía a mi abuela Anita todos los veranos con la alarmante amenaza de que “este es el último año que vengo” sentencia que caía como una piedra movediza de Tandil sobre mi cabeza infantil. Por suerte, eran solo verborragias hipocondríacas y la abuela siguió viniendo por muchos veranos y me regalaba una guitarra chiquita, quizás veía en mi “uñas de guitarrero”.
Un nexo sin dudas entre esos hemisferios fue Roberto Carlos, cantante y compositor brasileño que pertenecía al mundo de lo cercano, palpable, escuchable. Pero un día del año 1970 actúo en Mau Mau (que debe su nombre a un grupo de liberación de Kenia) Esta “boite” pertenecía a lo más granado del jet set local, o sea, al mundo de lo misterioso e inalcanzable para mí, sin embargo, a esas vivencias me acercaba leyendo las aventuras de Isidoro Cañones quien era habitué del lugar y concurría asiduamente, a veces, en compañía de “Cachorra”.
De esa memorable actuación quedó un Long play cuyo arte de tapa, podría ser una obra de Caravaggio o de cualquier pintor del primer barroco, a saber: Colores definidos e intensos, luces y sombras, la pintura describiendo la acción que transcurre en ese momento. Roberto Carlos sentado en el centro de la escena en una banqueta alta, el saxofonista sosteniendo el “barítono” no sin esfuerzo, en segundo plano: el resto de los músicos de la banda observados más atrás por un venado en su eternidad decorativa.
Me hubiera gustado estar ahí pero de hacerlo, hubiese desafiado los principios fundacionales de la filosofía al unir el mundo “Inteligible” con el “Sensible”, menuda tarea para un niño de 10 años.

lunes, 1 de octubre de 2018

Crónicas de viaje / Ed Pareta septiembre 2018


Una vez guardados en la retina los siete colores del cerro de Purmamarca, aunque los lugareños dicen que son màs, emprendimos el tour que nos llevarìa a conocer la quebrada de humahuaca, el guìa contò el contingente y faltaba uno, era un señor alemàn de contextura fìsica grande y vestido como un explorador que sacaba fotos compulsivamente a todo, no era la primera vez que llegaba ùltimo y el dato era tomado con hilaridad por el resto del pasaje. Tambièn viajaba una pareja de irlandeses jòvenes quienes se comunicaban fluidamente en inglès con Noemì, un muchacho polaco que mostraba interès por todo, abrìa grande los ojos y sacaba fotos con el celular y otras personas con quienes no tuvimos mucho contacto. El guia, al pasar por Tilcara, nos dijo que a la vuelta conocerìamos el "Pucarà de Tilcara" que es una fortaleza construida por los tilcaras en un punto estratègico, situado a 1 km de la ciudad de tilcara sobre un morro de 80 m de altura desde donde se tiene una visiòn de los dos caminos, ideal para la defensa o un oportuno ataque, la fortaleza, fue reconstruida en 1911 por Debenedetti.
Cuando me perdìa en la conversaciòn de la pareja de irlandeses con Noemì, me refugiaba en los folletos que nos habían entregado; "...la quebrada es un surco angosto y profundo de origen teutònico-fluvial ubicado en la provincia de Jujuy...." conforme pasaban los kilòmetros, el GPS de mi ansiedad lo habìa fijado en la ciudad de Humahuaca, recordando algùn consejo de amigos "cuàndo vayas a Humahuaca, comprà alfarerìa que es de la mejor del norte" y tambièn vino a mi memoria una canciòn del imaginario infantil "La vaca estudiosa" de Marìa Elena Walsh, en esos pensamientos estaba cuando interrumpìo el guía a través de un micrófono y su consabido acople "Vamos a entrar en el pueblo de Uquìa solamente 20 minutos para conocer concretamente la iglesia San Francisco de Paula que data del siglo XVII es de estilo americano con paredes de adobe de 1 m de espesor, el altar està tablado a mano de madera y dorado a la hoja, lo mas llamativo en su interior son los cuadros de los àngeles arcabuceros traídos desde Cuzco en la época de la colonia. Terminada su alocuciòn, sentì una leve molestia porque no estaba en mi expectativa quizás, conocer Uquía y su iglesia, llegamos al pintoresco pueblo y fuimos directo a la iglesia pero  habìa festejos en las calles por el dìa de la primavera, gente vestida con coloridos atuendos, sonidos de trompeta, trombones y percusiòn, dejamos la iglesia con Noemì y nos dirigimos al epicentro sonoro que estaba aproximadamente a 100 m, nos acercamos y me presentè: "Soy trompetista y venimos desde Buenos Aires" inmediatamente, me extendieron una trompeta, "Toque algo del sur" me dijo alguien del grupo, tras una laguna mental de algunos segundos, creo que toque "Cerezo rosa" que no es del sur precisamente pero para el caso no importaba, luego nos convidaron cerveza y compartimos un momento de hermandad que guardarè para siempre, en eso, vimos que la combi se disponìa a seguir viaje, nos despedimos afectuosamente. Parafraseando a Fellini "Un encuentro dura un instante y te deja para siempre un sabor a gloria".