El Pleito
En los años noventa la televisión argentina,
adoptando un formato importado, instaló en su grilla al mediodía un programa
que era una corte de pseudo justicia.
Un tribunal formado por un prestigioso abogado de doble apellido que hacía las
veces de juez con la ayuda de asistentes, no había fiscal ni abogados
defensores. Llevaban adelante juicios
que tenían sobre el final del programa, una resolución que no siempre dejaba
conforme a todos.
El nombre del programa era en latín como para darle
seriedad y una impronta atemporal. Había una tribuna constituida por
ciudadanos.
Los conflictos tenían que ser domésticos que
posibilitaran una rápida resolución.
A dicho programa fueron dos músicos con un pleito a
resolver: la acusación de cometer plagio por parte de uno de ellos.
El juez golpeó con firmeza el martillo de madera sobre una base cuadrada que se encontraba en el escritorio y dió por comenzado el juicio.
El secretario leyó el conflicto en cuestión: Tal es el protocolo del
programa, se preservaran los nombres reales y se llevará el proceso con
seudónimos que los propios interesados eligieron. El acusador, de ahora en más:
“El alemán” acusa al señor identificado como el “Gordo” Molly de plagiarle una
rutina de trabajo en perjuicio del demandante por restarle trabajo. Hasta aquí
el enunciado del problema señor juez.
- Gracias
señor secretario. Señor demandante, explicite en forma sucinta y según sus
palabras, el pleito por el cual demanda al demandado – dijo el juez
- Gracias
señor juez, el problema es que este sujeto -. Señalando al gordo- me afanó una
rutina que yo inventé
- ¿Qué
vos inventaste? Si el carnaval carioca es más viejo que Matusalen que decís –
dijo Molly alterado.
- Sí
pero yo le di una forma particular, un orden por el cual lo hace muy especial y
toda la gente sale a bailar de inmediato.
- ¿Vos
lo patentaste acaso? ¿dónde están los papeles?
- Que
te importa a vos los papeles gordo mercenario.
- Momento
– interrumpió el juez- en esta corte no se van a permitir epítetos agraviantes
ni descalificaciones personales, si insisten, doy por cerrado el caso
¿Entendieron?
- Si
señor juez –contestaron ambos.
- Bien,
continuamos – dijo el juez - ¿Cómo podría demostrar que lo que usted inventó es
algo especial por lo cual no debería replicarse sin su permiso?
- Yo
soy el inventor del cotillón que acompaña al carnaval carioca, pitos, matracas
y antifaz. Antes, nadie lo había usado. Por otra parte; la sucesión de los
temas la estudie haciendo una amalgama entre las armonías de las diversas
melodías para que los bailarines no paren de bailar y no se produzca ningún
bache, esto es muy requerido para las bodas antes de la mesa dulce. La gente
enloquece.
- Cualquiera,
eso no lo inventaste vos, señor juez, no se deje engañar por esta persona.
- Señor
Molly Usted no me diga lo que tengo que hacer, estoy acá para impartir justicia
y no me dejo llevar por comentarios de los involucrados. Que no se repita por
favor.
- Perdón
señor juez.
- Señor
alemán, parecería a prima facie que
el carnaval carioca y las prácticas que deriven de dichos vocablos, son de dominio público. Le pongo un ejemplo: El Carnaval
de Venecia es un giro que nos remite a la ciudad de Venecia pero ese giro es de
uso público y no puede ser plausible de litigio al usar dicho giro idiomático
¿me entiende?
Nadie en su sano juicio podría reclamar
para sí el uso exclusivo del término
carnaval ni tampoco carioca que refiere a un gentilicio determinado.
- Sí pero
carnaval carioca juntos constituyen un combo, es una forma de trabajo que se
vende como tal y la versión que yo hago de esa rutina es única, no es igual si
se hace de otra manera ¿me entiende señor juez?
- Sí, ese
punto se lo tomo. Es un giro idiomático que representa un bien que puede ser
comerciable, pero eso sólo no alcanza para determinar que es de su autoría al
menos que Usted presente el registro en la propiedad intelectual con los
detalles que le dan un cariz especial y no tengo porque dudar de tal especie
pero en tal caso, necesito más precisiones al respecto. Le pongo un ejemplo más
práctico y es lo que pasa con los medicamentos; se basan en una droga
determinada pero cada laboratorio le pone un nombre de fantasía, en ese caso,
se me ocurre ahora El Chofitol es un preparado en base a alcachofa o alcaucil,
cada laboratorio que fabrica con esa base de hierbas naturales le asigna un nombre de fantasía distinto. Le
aconsejo que registre su rutina y le ponga por decir: “El carioca alemán”.
- Ya
lo dijo el tordo vos no inventaste nada – acotó Molly con una sonrisa
triunfadora.
- Vos
sabés que me robaste no te hagas el otario – dijo El alemán
- ¿Cómo
te dicen José Carioca?
- ¿Encima
de ladrón te querés hacer el gracioso?
- Claro,
ahora te hacés el legal pero ¿te olvidaste cuando te presté plata?
- Callate
gordo que a vos para sacarte plata hay que operarte.
- ¿Pero
Ustedes se conocen? Preguntó el juez
- Sí,
este salame estaba muerto de hambre y lo traje a laburar conmigo y ahí es que me robó la forma de
trabajar y ahora no facturamos ninguno de los dos.
- El
sol sale para todos y vos no inventaste nada gil.
- Ya
vas a venir con el matungo cansado gordo chanta. Señor juez, le dejé a la producción
los videos donde se ve que lo que hace él es un choreo.
- Está
bien, pero no tenemos forma de cotejar con su propia rutina y no llegaríamos a
determinar el objeto de su acusación.
- ¿Encima
de que me acusás sin razón me filmaste? ¿sos de la KGB ahora?
- Está
bien. Damos por finalizado el debate – dijo el juez con cara de ofuscación.
El locutor se dirigió a los presentes con tono
ceremonioso: Ahora vamos a una tanda comercial y luego el juez Luis Rodriguez
Prado leerá la sentencia correspondiente al caso en cuestión.
Cuando regresaron de la tanda el juez leyó la sentencia:
“Este tribunal constituido está formado para hacer
justicia en casos domésticos que no impliquen delitos graves. En ningún caso
los dictámenes que se determinen en este estrado tienen valor judicial de aplicación concreta. Es el espíritu de esta producción
televisiva el hacer docencia para permitir a ciudadanos comunes dirimir sus
conflictos en forma no violenta. Dicho esto; el tribunal determina:
1) Por
falta de mérito, por no presentarse las pruebas contundentes por parte del
acusador, se determina que no hay delito de plagio comprobable.
2) Se
absuelve al acusado por los motivos expresados en el punto 1.
3) Se
cierra el caso. Archívese para determinar la jurisprudencia correspondiente.
Cuando el programa terminó; se fueron los dos, demandante
y demandado por la calle Lima con destino a Constitución.
. - Che,
estuvimos bien ¿Qué te pareció? – dijo el alemán a Molly
- Sí,
creo que fue creíble, además, nos dieron sándwich de miga, nos pagaron y
morfamos con aire acondicionado ¿Qué más se puede pedir?
- Y
además ¿Qué otro laburo podemos pegar a esta hora?
- Ninguno
- Tenemos
que dejar pasar unos meses y volvemos con otro quilombo.
- Sí,
olvídate, pero tenemos que ser cuidadosos porque se van a avivar
- Che
– dijo Molly - ¿Es verdad que tengo fama de tacaño?
- Dejate
de joder gordo, lo dije para darle pimienta.
- Ah
que hijo de puta.